Hay que afrontar ya los retos de este país.
En el Congreso Confederal que hemos celebrado esta semana en Valencia, hemos debatido con profundidad y una perspectiva muy crítica acerca de los diversos problemas que afectan a la clase trabajadora, a los ciudadanos y ciudadanas de este país, a Europa y al mundo en general, porque nunca para bien y para mal todo el planeta había estado tan conectado.
Desde el Congreso, hemos exigido al Gobierno la resolución de cuestiones a muy corto plazo: el incremento del SMI, instrumento esencial para el reparto de la riqueza y la limitación de la desigualdad, subida antes y ahora necesaria e imprescindible en un panorama de inflación y recuperación incipiente y en un contexto de alza generalizada del mismo en todos los países europeos; La derogación de las reformas laborales, para poner punto final a la debilidad de la parte social en la negociación colectiva, herramienta única para limar la desigualdad en el reparto de la riqueza y evitar que la salida de la crisis se cargue de nuevo como en la anterior ocasión sobre las espaldas de la clase trabajadora.
Hemos rechazado soluciones antiguas e incoherentes para problemas endémicos de este país. La precariedad en el empleo y la reducción a la normalidad de la media europea de las altas cifras de temporalidad de este país, no se va a producir con reformas legales que reduzcan de una forma más o menos adecuada los tipos de contrato de trabajo. Se va a reducir evitando que el fraude en la contratación sea tan barato, que las sanciones sean disuasorias, multiplicando su cuantía. Que los trabajadores y trabajadoras tengan derecho a indemnizaciones automáticas por ser sometidos a ese tráfico de mano de obra que es la precariedad. Que los grandes defraudadores tengan consecuencias penales por su conducta. Y sin olvidarnos del necesario cambio en las conductas de unas Administraciones que dejan en la precariedad durante años a sus empleados y que permiten contrataciones públicas sin respeto a los derechos laborales más elementales.
Hemos mirado también al futuro, a medio y largo plazo. Y, por eso, hemos exigido un Pacto de Estado que de coherencia y unidad a esa oportunidad única que son los Fondos Europeos. Las fuerzas políticas y sociales deben demostrar la madurez necesaria y acordar criterios y procedimientos que permitan a España abordar con transparencia y éxito en las próximas legislaturas los proyectos y programas que son necesarios para el impulso de nuestro tejido productivo y la creación de empleo de calidad. Las claves son innovación, sostenibilidad, economía verde y circular, empleo de calidad, impulso de la industria, modernización de los demás sectores y acuerdos estratégicos en el seno del Diálogo Social.
Con rotundidad, hemos afirmado que el refuerzo de los servicios públicos, requiere de una reforma fiscal de progreso. Sí, hay que subir los impuestos. Porque el reforzamiento de la sanidad, la apuesta por la innovación, el fortalecimiento del sistema de enseñanza y formación y tantas otras acciones que reclaman las personas de este país no pueden llegar a implementarse sin recursos. Necesitamos una reforma fiscal justa que grave a aquellos que tienen más, y aquellas empresas que utilizan los resortes de la ingeniería jurídica para evadir sus obligaciones con esta sociedad.
Por último, en el Congreso hemos apostado por la creación de cuatro grandes áreas de debate y trabajo que representan nuestras grandes preocupaciones y reivindicaciones: mujer, LGTBI, medio ambiente y juventud. El feminismo es desde hace años una de las banderas de la organización, pero hay que seguir avanzando con firmeza en la ruptura de las barreras que impiden el desarrollo pleno de la mujer. Es primordial impulsar el área LGTBI para proteger los derechos de todas estas personas que siguen siendo discriminadas y maltratadas en la calle y en los centros de trabajo. El medio ambiente se ha convertido en una necesidad, no una opción, en un planeta muerto no hay trabajo ni bienestar social. Hay que preservarlo favoreciendo una transición justa sin dejar a nadie atrás. Juventud, que pueda de forma propia debatir y aportar soluciones para sus problemas y los del resto de la sociedad. La expansión territorial de RUGE es el instrumento más adecuado para ello.
En suma, un Congreso lleno de ideas y fuerza. Un Congreso para alzar el vuelo.