Ya hace un año que el 42 Congreso Confederal eligió una nueva Comisión Ejecutiva Confederal y a mí como Secretario General de Unión General de Trabajadores.
Ha sido un año intenso, marcado por la incertidumbre política de un gobierno en funciones, la imposibilidad de que las fuerzas parlamentarias conformaran un ejecutivo, la parálisis legislativa y la celebración de elecciones generales y la formación de un nuevo gobierno del PP sin mayoría absoluta.
Y en un contexto en el que la economía vuelve a crecer a un ritmo del 3% del PIB, pero también en el que esa riqueza no llega a los ciudadanos, en el que sus problemas más acuciantes persisten, como son el paro, la ausencia o la insuficiencia de ingresos, la pobreza… y es que todavía dos de cada diez españoles en edad de trabajar sigue en el paro, la mitad desde hace más de un año, uno de cada dos parados no tiene ningún tipo de prestación; la mitad de los jóvenes no tiene empleo, 1 millón 400.000 hogares tiene a todos sus miembros en paro, 700.000 familias no tienen ningún tipo de ingreso, 1/3 de los trabajadores ingresa al año menos del salario mínimo; la pensión más habitual es de unos 650 euros y las pensiones se van a revalorizar este año un 0,25% mientras la inflación de enero y febrero ya es del 3%; y a la par la patronal sigue instalada en ofrecer congelación salarial o que los sueldos crezcan como mucho el 1,5%… Sin olvidar problemas tan graves como el terrorismo machista o el abandono por la vía de los hechos de miles de dependientes, la sanidad, la educación,…
Ante estos problemas, UGT ha defendido con ahínco la derogación de la Reforma Laboral y la restitución de los derechos perdidos, al denunciar y pedir soluciones para los parados de larga duración, para los desempleados mayores de 55 años que van a ver mermadas sus pensiones, para los jóvenes parados, con medidas como la recuperación del contrato relevo y la jubilación parcial, entre otras muchas cuestiones. Hemos hecho y hacemos propuestas a los partidos políticos y al Gobierno (como las 20 medidas urgentes defendidas conjuntamente con CCOO) para redistribuir mejor la riqueza de este país, para mejorar la vida de sus ciudadanos, para recuperar los servicios sociales, para sacar a millones de ellos de la pobreza. Medidas urgentes como la Iniciativa Legislativa Popular impulsada conjuntamente a CCOO para crear una Ley de Ingresos Mínimos, avalada por 700.000 firmas, y que permita salir de la miseria a cientos de miles de personas.
Trabajamos para convertirnos en un sindicato feminista a la vanguardia en la lucha contra el terrorismo machista. Luchamos para ser un referente social con nuestras propuestas sobre educación, sanidad,… para que nuestros ciudadanos tengan acceso a unos servicios sociales dignos por los que no tengan que pagar dos veces.
Y seguimos llevando nuestras reivindicaciones a las empresas, donde miles de nuestros delegados y nuestros agentes sindicales se dejan la piel en la defensa y promoción de los derechos e intereses de sus compañeros.
Hemos ofrecido diálogo, hemos reclamado la puesta en marcha del diálogo social y exigimos una verdadera negociación con el Gobierno, la patronal y las fuerzas políticas. Estamos impulsando medidas legislativas aprovechando la estructura y aritmética parlamentaria. Pero también hemos tenido que acudir a la movilización, hemos tenido que recuperar la calle, para exigir ese diálogo efectivo, para que el Ejecutivo pusiera en marcha las mesas que prometió, para que la patronal ceda de sus pretensiones y podamos alcanzar un acuerdo salarial justo… y seguiremos movilizándonos hasta lograr que la riqueza que se está generando se redistribuya con equidad entre los ciudadanos.
Y nos movilizamos mientras 300 sindicalistas siguen condenados o encausados simplemente por movilizarse, por defender los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Y seguiremos haciéndolo a pesar de una ley mordaza y un código penal que pretende amedrentarnos y que no es propio de un país democrático. Y a esos compañeros les digo que no los olvidamos, que seguiremos luchando por su libertad e inocencia.
Desde el primer momento en que fui elegido, dije que no quería se hablara de nosotros por cuestiones de carácter interno, sino por lo que somos y por lo que hacemos. Y ese ha sido nuestro empeño. Éramos conscientes de la situación que había atravesado el sindicato y el momento en que se encontraba. Estamos bien en las empresas, donde el Sindicato es fuerte y tiene presencia, pero estábamos distanciados de la sociedad. Y era necesario volver a resituar socialmente al sindicato y reducir la desafección con muchos ciudadanos. Y para ello era fundamental volver a recuperar protagonismo social además de laboral, mediante propuestas y protestas, iniciativas y defensas, y negociación y movilización.
Pero para lograrlo era y es necesario adaptar el sindicato a los nuevos tiempos, modernizando sus estructuras, reduciéndolas para hacerlas más sostenibles y efectivas, haciéndolas más transparentes y abriéndolas hacia una mayor participación de nuestras bases en la toma de decisiones que afectan al conjunto de los trabajadores y de las trabajadoras.
Ese es el objetivo de todos estos cambios. Son los pilares para construir entre todos un sindicato aún más democrático y más transparente, y también para recuperar la credibilidad perdida ante toda la sociedad. Pero sobre todo, para conseguir una sindicato más dinámico capaz de articular y transmitir las demandas de los trabajadores y trabajadoras y la ciudadanía en general.
No puedo asegurar que hayamos conseguido totalmente esos objetivos (hacerlo el primer año cuando están pensados para lograrlos en cuatro sería una proeza), pero estoy seguro que vamos por buen camino con la ayuda de cientos de miles de afiliados, miles de delegados y el respaldo de millones de trabajadores a los que representamos.