Para UGT, la petición de incremento salariales para 2017 es una cuestión de justicia, unida a la equidad, al reparto de la riqueza. En definitiva unida a una concepción moral de la sociedad. Una cuestión claramente subjetiva, más propia de la metafísica.
Pero esta petición no sólo es justa sino que también está justificada, está sustentada sobre datos objetivos. En base a ambas razones, cada vez hay más voces se unen a la de UGT para reclamar incremento salariales. Y no me refiero solo a voces desde la izquierda del progresismo. El Banco Central Europeo (BCE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también se han pronunciado con claridad en ese sentido.
Los datos de incremento de la pobreza en España, de aumento de la desigualdad, de devaluación salarial, de reducción de costes laborales, de caída del poder adquisitivo de las rentas del trabajo, de insuficiencia de las cotizaciones sociales, no dejan lugar a dudas de que la petición de aumento de los salarios que hacemos UGT y CCOO está sobradamente justificada. Más aún en un contexto de aumento sostenido de la economía a ritmos del 3% del PIB, de subida de la inflación (del 3% en enero y febrero), de crecimiento de los beneficios empresariales, de incremento en el reparto de los dividendos, de aumento de las retribuciones de los altos directivos de las empresas, y en el que millones de trabajadores aún tienen sus convenios sin firmar y han sufrido el peso de la crisis durante todos estos años.