Millones de trabajos están afectados por el impacto del cambio climático. Es urgente luchar por una transición ecológica justa.
El pasado 22 de junio celebramos el Día Mundial de Acción Climática en los Centros de Trabajo, convocado por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y apoyado por UGT. El objeto de este día es la sensibilización de las empresas y de las personas trabajadoras de la necesidad de adaptar los centros de trabajo a las consecuencias del cambio climático, reducir las emisiones y evaluar los impactos de las empresas en el medio ambiente y la biodiversidad. Esta jornada es necesaria para fomentar que los empleos sean verdes y decentes, lograr un compromiso mundial en favor de la transición ecológica justa e impulsar el debate sobre la importancia de adaptar las empresas a otro modelo de producción más sostenible, que sea garantía de estabilidad y de futuro para las personas trabajadoras.
Los efectos del cambio climático son cada día mas evidentes, afectando gravemente a todos los ámbitos de la vida. En el ámbito del trabajo también tiene sus efectos indiscutibles, suponiendo uno de los desafíos más importantes que se abordan a nivel global. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido que el fenómeno está produciendo un grave perjuicio de la actividad económica y social en muchas áreas de todos los continentes, repercutiendo directamente en sectores como el agropecuario, el energético o el turístico; e indirectamente en todos los demás. La OIT ha estimado que, si se mantienen las actuales pautas de calentamiento, en 2030 se perderá un 2,2% de horas de trabajo en todo el mundo debido al estrés térmico, lo que supone una pérdida de productividad equivalente a 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo.
Además, el cambio climático y las políticas encaminadas a su mitigación están provocando consecuencias inmediatas en términos de pérdida de empleo y cohesión social. Por esto, es necesario que aunemos todos los esfuerzos, y el sindicato va a estar a la cabeza de ello, para crear otro modelo productivo en el que se integren ecología y empleo. Se trata de que haya una verdadera transición ecológica justa hacia economías inclusivas y con bajas emisiones de carbono que maximicen las oportunidades de prosperidad económica y protección social para todas las personas.
Debemos diseñar un sistema que contenga cambios estructurales para desarrollar una economía verde y circular, que aúne bienestar humano y social con respeto al medioambiente. Concretamente, es necesario una reducción drástica de gases de efecto invernadero; avanzar en la descarbonización y en el uso de energías renovables; medidas de adaptación a la nueva realidad climática; reducir la extracción de materias primas y la generación de residuos; y la protección de los ecosistemas y la biodiversidad. Además, estos cambios en los modos y maneras de producir crearán, asimismo, oportunidades de empleo en muchos sectores.
Millones de trabajos en todo el mundo se encuentran afectados por el impacto del cambio climático. Frente a ello, los sindicatos tenemos que estar en el centro de la lucha por la transición ecológica justa sin dejar a nadie atrás y defendiendo los derechos de las trabajadoras y trabajadores. Ahí está nuestro reto.