Según informan los medios de comunicación, el dia 29 de noviembre usted estará en Barcelona. Participará en un acto de su partido en Catalunya. Supongo que intentará insuflar algo de ánimo a sus bases, algo descocnertadas quizá después de la celebración del proceso participativo del pasado 9N. Está bien, supongo que es lo que debe hacer un buen lÍder de partido.
Pero déjeme que le diga que es una verdadera lástima que usted no aproveche su presencia en nuestro país para hacer de presidente del Gobierno. De buen presidente del Gobierno. Y no crea que es muy difícil. Sólo tiene que reunirse con el president de la Generalitat, también con los líderes de la oposición en Catalunya y no estaría de más que que también encontrara media hora en su seguro abultada agenda para compartir opiniones con representantes del mundo social, económico y tambien cultural de nuestro país.
Seguro que le enriquecería conocer nuestras opiniones. Quizá dejaría de pensar que es el clima contaminado lo que le ha llevado a los fiscales de Catalunya a resistirse a presentar una querella contra Artur Mas y parte de su gobierno. Quizá podríamos convencerle de que la manera más eficaz y legítimia de solucionar el coflicto abierto entre Catalunya y el Estado español es acudiendo de manera acordada a las urnas para que sea el publo catalán el que libre y democráticamente decida el rumbo de su destino. No creo que me equivoque si le digo que reside en la sociedad catalana una tenaz vocación de diálogo y de pacto que usted no quiere ver, o algunos de los que le rodean no le permiten obervar. Y que esa voluntad de diálogo constructivo no hace más que recibir el desprecio y las amenazas de aquellos que han encontrado en una determinada interpretación de la legalidad una coartada perfecta para explicar su profundo inmobilismo.
Sepa, señor presidente del Gobierno del Estado, que la realidad es pertinaz. Que por mucho que usted se enteste en negarla, millones de catalanes con opiniones y puntos de vista diferentes hemos decidido ya que la única solución que aceptaremos es la que emane de las urnas y que tenemos la total certeza de que más tarde o más temprano seremos convocados para ejercer nuestro derecho a decidir colectiva, democrática y sobretodo pacíficamente.
Por eso, y despidiéndome ya, le traslado mi perplejidad ante la ofensiva legal contra el Gobierno de la Generalitat y algunos de sus miembros por parte de la Fiscalía General del Estado. No se podía cometer un error mayor, créame. Y no tan sólo por la futilidad del intento de criminalizar al president Mas, sino porque lo que en realidad pone de relieve es la incapacidad de su gobierno y quizás del Estado de encontrar razones políticas que oponer al soberanismo en Catalunya. Instalados en esa estrategia penal, todo el margen de maniobra que pretende restarle a las instituciones catalanas que avalan la secesión en realidad se lo está arrebantando a usted mismo y al Estado que representa. Con querellas y amenazas no consigue otra cosa que aumentar la distancia emocional de la que ya el president Montilla advirtió durante el periplo que sufrió el Estatut de Catalunya en el Tribunal Constitucional. No sólo no acerca la solución, sino que la aleja a patadas.
Así que, señor presidente, si tiene media hora estoy a sus disposición para ampliarle y justificarle en persona lo que en este blog le explico. Aunque dudo que el líder del Partido Popular le permita ejercer de presidente del Gobierno.
Ah, por cierto. Y el 9N yo también fui a votar.
