Hace poco más de una semana, los telediarios y programas informativos de todas las televisiones se llenaban de imágenes de un accidente de trabajo en las obras de remodelación del famoso y mediático Hotel Ritz, en el que falleció un trabajador y otros once sufrieron y sufren heridas de diferente consideración. Es muy probable que si este accidente hubiese tenido lugar en la reforma de una casa en cualquier pueblo, el eco mediático hubiese sido infinitamente menor o incluso no hubiera sido recogido por parte de los medios de comunicación.
Desalentador. Pero ese no es el verdadero drama. La tragedia es que mueren dos personas cada día en un accidente laboral en nuestro país, que desde 2013, tras la entrada en vigor de la reforma laboral, han fallecido 3.000 trabajadores y trabajadoras por el mero hecho de ir a trabajar, que han perdido la vida por intentar ganársela. Una estadística que lejos de corregirse va en aumento. Pero no se trata de números. Son personas. Personas que tienen familia, aspiraciones, ilusiones,…, personas.
¿Y cuál es la razón de esta situación? Pues las causas son muchas, pero la principal es el incumplimiento sistemático de las leyes, en especial la de Prevención de Riesgos Laborales, y los convenios colectivos. A eso hay que añadir la falta de vigilancia y control y, obviamente, la ausencia de una correcta prevención. En definitiva, muchos de los accidentes de trabajo se podrían prevenir y evitar.
Hay que extremar la vigilancia en el cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, junto a otras leyes (como la Ley Reguladora de la Subcontratación en la Construcción, por ejemplo) porque es evidente que algo sigue fallando.
Pero hay otra causa, vinculada estrechamente con la reforma laboral, que es la alarmante precariedad y temporalidad en el mercado de trabajo, elementos que potencian los riesgos laborales. Por eso pido el compromiso de todos para luchar decididamente contra la precariedad y temporalidad de nuestro mercado laboral, porque son factores que potencian los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
Desde UGT llevamos mucho tiempo pidiendo medidas urgentes a los distintos Gobiernos para terminar con una lacra que cada vez va en aumento.
Es el momento de llevar a cabo un Plan de Choque contra la siniestralidad laboral en el que haya mayor coordinación entre la Administración, los empresarios y los trabajadores para conseguir frenar una lacra que está enquistada en nuestra sociedad.
No podemos esperar. Porque, repito, se trata de personas, no de números ni estadísticas.
