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Movilizaciones: porque lo importante es sacar a los ciudadanos de la pobreza

Esto no ha hecho más que empezar. Lo digo en estas fechas de final de año que son tan propias para hacer balances y renovar proyectos. Para UGT este diciembre ha vuelto a ser un mes de movilizaciones y, como digo, esto no ha hecho más que empezar.

Más de 60 movilizaciones hemos llevado a cabo UGT y CCOO durante la semana pasada en todas las provincias con el objeto de instar al Gobierno a llevar a cabo un verdadero diálogo social de manera inmediata y a poner en marcha una política económica, social y laboral, que redistribuya entre los ciudadanos la riqueza que se está generando en el país, y que permita recuperar los derechos perdidos por los ciudadanos durante la crisis y los recortes, y así rescatar a las personas de la recesión. Porque de nada vale que el país crezca económicamente si sus ciudadanos siguen siendo pobres.

Estoy muy satisfecho con el trabajo de organización y la movilización de los compañeros y compañeras del Sindicato para  llevar a cabo las concentraciones y manifestaciones que, conjuntamente con los compañeros de CCOO, hemos realizado por tantos y tantos puntos de nuestro país.

Pero insisto en que estas manifestaciones y concentraciones no son un fin en sí mismas. Hemos demostrado que no vamos a permanecer impasibles, que no vamos a conformarnos ante las necesidades de los trabajadores y trabajadoras. Que vamos a lograr llevar a efecto las 20 Medidas como las que hemos venido reclamando durante meses al Gobierno y a los partidos políticos para rescatar a las personas y que puedan rehacer sus vidas con esperanza. Sirven para mandar un mensaje claro al Ejecutivo, al conjunto de las fuerzas políticas, a la patronal y a la sociedad, en general, de que para este sindicato es el tiempo de recuperar derechos y que vamos a combinar la negociación con la presión hasta donde sea necesario para conseguirlo. Porque ese es el verdadero objetivo: recuperar derechos y lograr que se redistribuya la riqueza entre los trabajadores y trabajadoras.

En varias ocasiones, durante estos días, recordé que se han cumplido 28 años desde la huelga general del 14 de diciembre de 1988. Y me parece importante porque muchos trabajadores y trabajadoras jóvenes, que ahora están en la treintena, no lo vivieron, desconocen el poder reivindicativo y transformador del activismo sindical. Y, ojo, que en esto no hay ni un gramo de nostalgia,  todo lo contrario, hay un reto, un estímulo, un acicate, una determinación para el futuro. Que ese es el camino: combinar la negociación y la presión para conseguir los objetivos de defender los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras.

Hemos vivido años muy duros, y muchas políticas injustas se nos han presentado como inevitables. Se han legalizado distintas formas de explotación laboral. Las movilizaciones que hemos hecho este mes de diciembre tienen como objetivo empezar el camino contrario.

La coyuntura política nos ha situado con un Gobierno sin mayoría parlamentaria, y una mayoría parlamentaria de signo progresista muy dividida, y nuestro trabajo será aprovechar todas las opciones que nos plantee esta situación para ir cambiando las cosas. Junto con CCOO, hemos publicado y publicitado un programa reivindicativo muy claro. Para la sostenibilidad del sistema público de pensiones; para la subida de los salarios; para la recuperación de los servicios públicos; para la creación de empleo; para recuperar los derechos y dignificar las condiciones laborales derogando la legislación que convierte a los trabajadores en mercancía de libre disposición.  En definitiva, para rescatar a las personas de ocho años de profunda crisis social y laboral.

Pero nos está tocando empezar por algo sorprendente, que es recordar -al Gobierno que más apela a la legalidad, al cumplimiento de la ley, y al contenido de la Constitución- que se deje de fotos y se tome el diálogo social en serio. Que la Constitución dice muchas más cosas de las que ellos recuerdan constantemente; como que los sindicatos tenemos la legitimidad para ejercer la representación y defensa de los intereses de los trabajadores, y que los ciudadanos españoles tienen muchos derechos de carácter social que han sido relegados de la agenda política. Queremos que vuelvan a estar en la agenda pública. Es más, queremos que tengan prioridad. Y por eso vamos a continuar con las movilizaciones.

Además, creo que la movilización pacífica en defensa de unas reivindicaciones tan fundamentales, y con una base social tan amplia como las nuestras, son una corriente de aire fresco y renovador en medio del pesimismo social, el inmovilismo político, y el deterioro de la calidad democrática de los últimos años.

Por eso, tenemos que seguir informando a los ciudadanos y debemos diciéndoles que esto es por ellos. Es fundamental que cada uno de nosotros, en nuestros diferentes ámbitos y contextos, seamos capaces de trasladar que la sociedad quiere cambio, que necesita avanzar, que es hora de recuperar a las personas y que la Unión General de Trabajadores está dispuesta a luchar esta batalla, defender los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras y lograr que sean restituidos.

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