Si hay una persona que puede reflejar lo que ha sido España durante su época reciente, esa es Nicolás Redondo.
Nuestro compañero vivió una de las épocas más oscuras de nuestro país, fue un niño de la guerra, padeció la represión de la dictadura, sufrió la cárcel y el destierro; dando un paso al frente y siendo partícipe de la transición, una nueva etapa que dejaba atrás toda esa oscuridad.
Su figura fue transcendente no sólo para la UGT, sino también para el socialismo y la sociedad española.
Nicolás ha sido un ejemplo de valentía, una valentía que nos permitió dejar ver su coherencia; haciendo y actuando siempre teniendo claro en que sitio estaba y que intereses defendía y que no eran otros, que los intereses de la clase obrera.
La autonomía del sindicato frente a los gobiernos, patronales y otros poderes, no sería posible sin él.
En una ocasión, Nicolás me dijo que un sindicalista debía oler a establo; a él no le importó si enfrente tenía un régimen totalitario, el patrón o personas que olían de una forma similar a la suya; Nicolás nunca perdió su esencia.
Nicolás dio su vida a la militancia, a la “pomada” como el solía decir, sin importarle no recibir nada a cambio, dejándonos una sociedad un poco más justa y un legado que la familia ugetista debemos continuar.
Por todo ello, la familia ugetista, sólo podemos darte las gracias.
¡Gracias, compañero! Que la tierra te sea leve.