Ayer las organizaciones sindicales más representativas, UGT y CCOO, y el Gobierno, con la voluntaria ausencia de la patronal en una muestra de su bajo nivel de compromiso con España, llegamos a un importante acuerdo de futuro en materia de pensiones como necesario colofón al alcanzado el verano. Con este pacto, se da por finiquitada la reforma de pensiones del año 2013, alcanzando al elemento que restaba de la misma: el factor de sostenibilidad sustituido por una herramienta nueva: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional.

El diseño del Mecanismo de Equidad Intergeneracional parte de un principio nuevo, la concepción de que las amenazas a la sostenibilidad al sistema de pensiones son de carácter circunstancial, ligados entre otros ámbitos a la explosión demográfica de años anteriores (por lo que la solución debe ser igualmente temporal y ajustada para reforzar el sistema sin afectar los derechos de los pensionistas futuros, especialmente de los más jóvenes.

Muy resumidamente, entre las medidas destinadas a reforzar el sostenimiento financiero del sistema de pensiones se establece un incremento en los porcentajes de los tipos de cotización por contingencias comunes de 0,6 puntos porcentuales, de los cuales 0,5% son a cargo de la empresa y 0,1% a cargo de la persona trabajadora (aunque hay que recordar que ambas forman parte del salario diferido de la persona trabajadora). Pese a las altisonantes declaraciones de la patronal, la medida es tremendamente ajustada y racional, en el contexto de la UE. El coste laboral anual en España, incluidas las cotizaciones sociales, es menor en 4.800 euros al de Italia, en 17.000 al de Francia y en 27.500 al de Alemania. Olvida interesadamente también la patronal que anteriormente se procedió a diversas bajadas en la cotización por contingencias comunes. Desde el año 1982, se redujeron en cuatro puntos.

La citada aportación adicional se destina específicamente al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, tiene un carácter temporal, del 2023 al 2032. Este Fondo actuará como reserva de seguridad para el supuesto de que se aprecien desviaciones en el gasto de pensiones a partir del año 2033.

Como afirmaba continuamente UGT, se podía y se ha podido. Con un pequeño esfuerzo para las empresas y personas trabajadoras, hemos alcanzado un acuerdo que permite un cierre satisfactorio. Hemos demostrado que se pueden garantizar las pensiones de los jóvenes sin recortar las pensiones ni aumentar el periodo de cotización necesario para acceder a ellas.

En suma, mesura y racionalidad, medidas correctas que generan confianza, sin extravíos ni sesgos alarmistas y que dan seguridad para el futuro. La patronal se ha apartado de este camino por razones que ignoro, no conocemos sus alternativas. Se mejora el poder adquisitivo de millones de pensionistas, favoreciendo el consumo y, con ello, salvaguardando el empleo.