Ya tenemos Gobierno. Tras casi un año de incertidumbre política, social y económica en nuestro país, con dos elecciones generales mediante y negociaciones continuas a cuatro bandas, en la tarde del jueves conocimos el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy para estos próximos cuatro años. Después de 300 días, ayer juraron sus cargos los nuevos ministros del Ejecutivo diseñado por Rajoy. Para al final tener un equipo continuista, como si fuera la segunda edición del anterior. Una composición de Gobierno que parece lejos de atender a las demandas de la población (7 de cada 10 personas votaron cambio en las últimas elecciones)
Si bien las personas no son lo importante, sino las políticas, la composición y estructura de los ministerios sí que pueden apuntar al tipo de políticas que van a desarrollar.
El hecho de que repitan en sus cargos Guindos y Montoro parece apuntar que la línea económica del Gobierno va a continuar. Recortes y austeridad bajo la excusa de cumplir con el déficit que exige Bruselas, y que de momento se va a materializar ya en otros 5.500 millones de euros que mucho nos tememos que vuelvan a recaer sobre las espaldas de los ciudadanos, algo que para UGT sería inaceptable y nos obligaría a tomar el camino de la confrontación social. En materia fiscal, es necesario y urgente una reforma del sistema integral, progresiva y justa, que persiga el fraude e incremente la recaudación. Serán capaces de abordar esta cuestión los que fueron impulsores de la amnistía fiscal?
También resulta preocupante que ministerios que tienen que desarrollar políticas clave para el desarrollo de este país, como el necesario cambio de modelo productivo o un nuevo plan para la industria, hayan desaparecido y se han integrados en otros, como el caso de Economía. No sabemos si estas políticas, prioritarias para los trabajadores y para nuestra economía se pueden convertir en temas “de segunda” con este Gobierno.
Fátima Báñez vuelve a estar al frente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Y se me antoja difícil que vaya a enmendar su propia política estrella.
Si la prioridad es la creación de empleo de calidad y con derechos, y lo único que está consiguiendo su reforma laboral es aumentar la precariedad y la temporalidad, parecería lógico un cambio de rumbo de esa política, pero no creo, sinceramente, que acometa la tan necesaria derogación de esta reforma y la reposición de los derechos laborales perdidos durante los últimos años, tan necesaria para recuperar la economía y disminuir los niveles de pobreza entre los trabajadores.
Además, debería acometer una subida del SMI y reforzar nuestro sistema de protección social, con una revalorización de las pensiones para que aumenten poder adquisitivo, una revisión del sistema de Seguridad Social para hacerlo más sostenible y un aumento de la protección por desempleo, entre otras cuestiones.
Lo mismo ocurre con la formación para el empleo tras la reforma acometida por la ministra, y que se está revelando como un auténtico fiasco que no sirve para recualificar a los trabajadores y dotarles de mayores oportunidades de ser empleados o para conservar su actual puesto de trabajo.
En el mismo plano, espero que el ministro de Educación acometa de una vez la derogación de la LOMCE y consensúe una auténtica política de Estado de Educación, así como una apuesta clara por la investigación, la ciencia y la innovación, cuestiones que son un auténtico clamar y fundamentales para sacar adelante a nuestro país y a sus ciudadanos y ciudadanas.
Con el cambio en la cartera de Interior, quizás se abran expectativas de que se puedan recuperar las libertades y garantías democráticas perdidas en la anterior legislatura, pero la continuidad del ministro de Justicia, que no ha hecho nada al respecto en todo su mandato, me hace temer que no será así. Es preciso derogar la Ley de Seguridad Ciudadana (conocida como Ley Mordaza, que persigue la protesta social), el artículo 315.3 del Código Penal, que criminaliza el derecho de huelga, y establecer un compromiso real para que se respete el derecho de asilo y los derechos fundamentales de los migrantes en España y en Europa.
Quizás la nueva titular del Ministerio De Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sea sensible a los problemas de los más necesitados y de un giro positivo a las políticas de su cartera, recuperando la universalidad de la Sanidad, acabando con los copagos y medicamentazos, reponiendo la tarjeta sanitaria a los que más la necesitan, recuperando la Ley de Dependencia en los términos anteriores y dotándola de recursos suficientes, promoviendo políticas que saquen de la pobreza a los millones de conciudadanos que se han visto hundidos en ella, impulsando la tramitación de la ILP de Prestación de Ingresos Mínimos avalada por 700.000 firmas y el apoyo de la mayoría absoluta de los grupos parlamentarios, etc…
Para UGT, las políticas que desarrolle este nuevo Ejecutivo los próximos años van a ser determinantes para recuperar a las personas, para anteponer los derechos sociales a los intereses económicos, para encarar de manera real y definitiva la recuperación y mejorar la vida de los ciudadanos.
El nuevo Gobierno tiene que ser consciente de que hay que romper de manera decidida con las políticas de austeridad, que han supuesto un incremento alarmante de la pobreza y la desigualdad en nuestro país. Es hora de recuperar los derechos laborales y sociales perdidos y apostar por un modelo de crecimiento que llegue a todos y sea duradero y sostenible.
La nueva legislatura tiene que convertirse en una oportunidad para apostar por un país de progreso. De lo contrario, nos convertiremos en un fiasco.
El Gobierno tiene que situar el diálogo y la negociación en el centro de sus políticas. Hemos visto cómo en su última legislatura se ha cansado de invocar el Diálogo Social con los interlocutores sociales, pero luego hemos comprobado que este diálogo era solo papel mojado. Es imprescindible un compromiso firme por la negociación y el consenso, con el fin de que las medidas aprobadas beneficien a todos los sectores económicos y sociales de este país.
Desde UGT, vamos a ser muy fieles con los compromisos que adquirimos con la sociedad, manifestados en las 20 Actuaciones para el Progreso y el Bienestar Social. España debe recuperar el protagonismo perdido en el entorno europeo e internacional y vuelva a recuperar su fortaleza económica, social y democrática.
Es hora de un nuevo tiempo político. El nuevo Gobierno tiene en sus manos reparar las fracturas abiertas en nuestro país durante los últimos años. Y le avisamos desde el primer día, no nos vamos a quedar con palabras bonitas. O comprobamos que el Ejecutivo escucha a las personas de este país y con sus políticas aplica los principios de cohesión, solidaridad, equidad e igualdad sobre los que se asienta el consenso constitucional, o nos veremos obligados a tomar medidas de choque para proteger a las familias que tanto están luchando por salir de la situación de pobreza en la que se encuentran desde hace mucho tiempo.