Vamos a llenar las calles este 1º de mayo para consolidar los derechos conseguidos y reivindicar nuevas conquistas sociales y laborales.
Mañana es Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras, que conmemora la gran huelga obrera de Chicago, en 1886, para reclamar la jornada laboral de 8 horas, que desgraciadamente se saldó con 6 trabajadores muertos y varias decenas de heridos. Desde ese día, los primeros de mayo han sido un día de celebración y reivindicación de toda la clase obrera en cualquier parte del mundo.
En nuestro país tenemos que celebrar que, en los últimos 2 años, los sindicatos hemos firmado 13 acuerdos fruto del diálogo social: 6 acuerdos de los ERTEs durante la Covid (que han salvado más de 3 millones de empleos), acuerdos de teletrabajo, el de la Ley Rider y las plataformas digitales, dos pactos de pensiones (que las revalorizan con el IPC y que amplían cotizaciones e ingresos del sistema por primera vez en la democracia), dos acuerdos del SMI (para subirlo hasta los 1.000€) y el de la Reforma laboral que ha incrementado de forma exponencial los contratos indefinidos y los derechos laborales que conllevan los mismos.
Pero, también, este 1º de Mayo es un día de reivindicación de nuevas conquistas sociales y laborales. En primer lugar, para no perder poder adquisitivo debemos subir los salarios, que llevan estancados desde 2008, y continuar con el aumento del SMI para conseguir que, en 2023, el SMI se sitúe al 60% del salario medio. Queremos llevar a todos los convenios una cláusula de revisión salarial y no vamos a firmar ninguno que no dignifiquen salarialmente a los trabajadores y trabajadoras. Esto debe ir acompañado de una contención de los precios de la energía y de las materias primas.
Conjuntamente, queremos subir el coste del despido y establecer la obligatoriedad de las causas objetivas para efectuarlos, en España se despide de forma fácil y barata. Igualmente, hay que avanzar en la jornada de 32 horas semanales y en una normativa de salud laboral adecuada a las nuevas realidades laborales (incluyendo riesgos psicosociales y salud mental).
Del mismo modo, debemos contribuir desde el mundo del trabajo, con todos los medios posibles, a construir una sociedad más igualitaria, justa social y fiscalmente, feminista y garante de los derechos de la mujer, que promueva la transición ecológica en la economía y que, igualmente, reconozca los derechos a la diversidad sexual en cualquier lugar.
Por último, me quiero acordar aquí de todas y todos los representantes de los trabajadores y trabajadoras que luchan día a día por los derechos de sus compañeros y compañeras, algunos en situaciones muy difíciles, sufriendo persecución sindical o discriminaciones. Por eso, es muy importante aprobar un nuevo “Estatuto de las personas trabajadoras” del siglo XXI que reconozca derechos sindicales inviolables y que proteja a los candidatos a las elecciones sindicales para que un posible despido, por esta causa, sea considerado nulo. Hay que defender la libertad sindical y porque sin libertad sindical no hay democracia.
¡Viva el Primero de Mayo! ¡Viva la lucha de la clase obrera!
