El nombramiento de Pedro Sánchez como nuevo presidente del Gobierno lo recibimos con ilusión y esperanza, porque creemos que el cambio del ciclo político puede ser una gran oportunidad para recuperar agenda social, trabajar por la regeneración democrática y poner de nuevo a las personas en el centro de la política, especialmente aquellas que más sufren, las víctimas de la desigualdad, de los recortes sociales y económicos y de la pobreza.
Un nombramiento como consecuencia de una moción de censura que ha tenido como detonante la sentencia de la Audiencia Nacional que condena al Partido Popular por corrupción, pero que se ha producido además sobre el caldo de cultivo del descontento generalizado en nuestro país y que se manifiesta todos los días en movilizaciones como las dirigidas a lograr pensiones dignas o la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Un país en el que sus ciudadanas y ciudadanos muestran su indignación porque este es un país que crece, que genera riqueza y que no se reparte con justicia y equidad, que ve como los que más tienen siguen acumulando riqueza mientras la pobreza se extiende y tener trabajo ya no es garantía de salir de ella.
Reparto justo de la riqueza
El nuevo presidente tiene que atender a esas demandas ciudadanas. Por eso consideramos absolutamente prioritario que el nuevo Gobierno que nombre Pedro Sánchez establezca mecanismos para el reparto de la riqueza que está generando nuestro país, con más salarios, más políticas de igualdad, mejores pensiones, educación, sanidad y vivienda, un plan de choque por el empleo y una verdadera política industrial, y políticas de bienestar social, y contra la pobreza, la precariedad y la desigualdad, así como llevar adelante otras iniciativas sociales que están paralizadas en el Parlamento, y en especial la ley de ingresos mínimos promovida por UGT y CCOO. Para eso, el Sindicato considera imprescindible la derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012, la derogación de la reforma de pensiones de 2013, la aprobación de una ley de igualdad salarial y una ley de igualdad de oportunidades. Así como una profunda reforma fiscal que favorezca el citado reparto de la riqueza.
La regeneración democrática requerirá, asimismo, recuperar derechos y libertades perdidos, mediante la derogación de la denominada Ley Mordaza, así como el artículo 315.3 del Código Penal que ha sido usado por la Fiscalía para coartar el derecho de huelga y que ha llevado a cientos de sindicalistas a ser encausados. Y garantizar la libertad de expresión y evitar que en un país democrático haya raperos y tuiteros encarcelados por el mero hecho de expresarse.
Y también reclamamos un verdadero y efectivo diálogo social que permita acordar lo cambios económicos, presupuestarios, fiscales, laborales, sociales que las ciudadanas y ciudadanos necesitan y que permitan rescatar a las personas de la crisis y la pobreza.
Mantener las movilizaciones
Cuando me preguntan si celebro este cambio de presidente de Gobierno, sigo respondiendo que lo recibo con ilusión y esperanza, porque habrá un nuevo gobierno que deje atrás al de los recortes económicos, laborales, sociales y democráticos, porque se abre una nueva etapa que augura esos cambios. Pero lo celebraré cuando todos esos cambios, cuando todos esos derechos perdidos, cuando todas esas políticas se vean reflejadas en el BOE.
Hasta entonces, y hasta que también otros actores y en concreto las patronales CEOE y CEPYME cambien su posición, UGT tendrá que trabajar siguiendo su actual hoja de ruta para conseguir nuestros objetivos, para defender los derechos e intereses de los trabajadores y trabajadoras. Nuestra bandera son los derechos de las personas, lograr subir sus salarios, sus pensiones, sus prestaciones sociales o por desempleo, mejorar sus condiciones de vida, su bienestar social, sus aspiraciones vitales y las de sus hijos, y para eso es fundamental conseguir un reparto más justo y equitativo de la riqueza. Por eso UGT dará continuidad a su agenda de movilizaciones y reivindicaciones, porque son la palanca que darán lugar al cambio.
Es tiempo de ganar
En españa se crea riqueza pero no se reparte con equidad. Y merece la pena que recordemos algunas cuestiones para aquellos que prefieren olvidarlas. La economía española crece, los beneficios empresariales aumentan y reparten más dividendos. Suben las retribuciones de los consejeros y los sueldos de los altos directivos. Pero no suben ni las pensiones, ni los salarios, ni las prestaciones por desempleo, ni mejora la calidad de vida de sus trabajadores y trabajadoras.
Uno de cada tres españoles tiene ingresos anuales inferiores al Salario Mínimo Interprofesional. La mitad de los parados no tiene ningún tipo de cobertura. Más de un millón de personas no tiene ingresos laborales
El paro sigue siendo el gran problema de los españoles, la tasa de desempleo es de las mayores de Europa y lo padecen más de 3,7 millones de personas, de las que 2 millones son mujeres. El 50,4% de los parados lleva más de un año en el desempleo, la mitad de los jóvenes está en paro, y un millón doscientos mil hogares tienen a todos sus miembros desempleados.
Las personas en riesgo de pobreza siguen aumentando y tener trabajo ya no es garantía de no ser pobre: el 14% de las personas con empleo son pobres.
Nos han convertido en el país de la precariedad y la desigualdad. Nueve de cada diez contratos son temporales, uno de cada cuatro contratos dura menos de una semana, la contratación a tiempo parcial gana terreno a toda prisa, el 74% del empleo a tiempo parcial lo sufren las mujeres.
Las mujeres sufren la desigualdad salarial y laboral, son víctimas de las violencias machistas, y muchas mueren a manos de sus agresores.
Y comprobamos cómo la precariedad, que crece como consecuencia de la reforma laboral, no sólo es injusta, además puede ser mortal. Más de 3.000 trabajadores y trabajadoras han fallecido en los últimos cinco años en accidentes de trabajo.
El reto de lograr más justicia social
Este es el país al que el nuevo Gobierno tendrá que hacer frente. Tiene el gran reto pero también la gran oportunidad de hacer de España un país más justo y equitativo. Es tiempo de cambiar las cosas. Es tiempo de que suban los salarios y las pensiones, que mejoren las condiciones de trabajo, de más empleo con derechos, de más calidad de vida.
Es tiempo de repartir la riqueza, de combatir la desigualdad, de luchar por un Estado de Bienestar real, de más libertad, más derechos, mejor democracia. Es tiempo de movilizarse, de cambiar las cosas. Es tiempo de ganar