En una especie de paranoia bipolar, nuestra derecha más casposa ha iniciado una nueva cruzada frente a los valedores de la II República y algunas de las figuras más importantes del movimiento obrero: Largo Caballero e Indalecio Prieto. Para llevar a cabo sus acciones, han contado con el inestimable apoyo del PP y Ciudadanos que sorpresivamente se han sumado a una campaña difamatoria que linda con el esperpento y que ha obtenido su rechazo en el ámbito internacional y científico. La lectura del breve informe técnico de 6 de octubre del 2020 firmado por 240 historiadores de renombre españoles y extranjeros es una bofetada en la cara de este conjunto de indocumentados que cree que basta con insultar en sus cuentas de Twitter para cambiar la historia de un país. Su barbarie llega a tal punto que ni siquiera se molestan en seguir el procedimiento establecido para conseguir sus objetivos. Con el martillo, tienen bastante.

Y, me pregunto por qué. Cuál es la razón por la que ahora haya surgido este movimiento de corrosión de la vida política. Por qué el Partido Popular y Ciudadanos se involucran en una campaña indigna que va contra sus propios actos. La involucración de partidos de la derecha y el centro democrático en esta infamia solo puede explicarse a través de un intento de crear un conflicto artificial que pretenda tapar otras cosas. Y está claro lo que se quiere ocultar en Madrid. Una gestión pésima de la pandemia cuajada de dimisiones constantes de aquellas personas que advertían que el camino seguido por el Gobierno de Comunidad Autónoma de Madrid no es el más adecuado. Un Gobierno autonómico que maneja las cifras a su antojo, que aumenta o disminuye las pruebas y retrasa la notificación de datos para jugar “a su favor” la estrategia política contra el Gobierno Central. La realidad es que los porcentajes de ocupación tanto de cama hospitalaria en Madrid como de UCI duplican la media nacional y que la situación sanitaria es altamente preocupante.

Mientras tanto, los políticos que gobiernan Madrid en plena campaña contra la verdad y la historia. Ello nos obliga a ejercitar todas las acciones en nuestra mano. Un funesta forma de gastar esfuerzos en un momento tan crítico para nuestro país.