No me gustan las despedidas. Nunca me han gustado. Por eso nunca me despido.
Y hoy no va a ser diferente. Porque no quiero decirle adiós a Tino, y porque además es imposible que lo haga. Sería inútil intentarlo. Tino es de aquellas personas que dejan marca. Que son capaces de cambiarte, de influirte. Por eso, nos deja algo más importante que el recuerdo. Nos deja su enseñanza y su ejemplo. Y eso perdurará siempre. Incluso más allá de nosotros mismos y de nuestro tiempo vital.
Tino es Asturias. En el se condensaba lo mejor de esa tierra: el coraje de los que luchan por su futuro y el de sus hijos; la humildad de los que saben hacerlo con la fuerza de la unidad de los trabajadores y la vitalidad de los que saben disfrutar intensamente cada momento.
Tino es socialismo: Su combate fue el de la igualdad: su ideal justicia nos empujó siempre; su pasión por la libertad nos contagió siempre, y siempre con el optimismo de los que saben que, al final, la Tierra será el paraíso, la patria de la Humanidad.
Tino es UGT. En su trayectoria reside el sindicalismo genuino: la honestidad de los que conocen el valor de la confianza de sus compañeros y compañeras; la entrega de los que pierden batallas pero ganan guerras y el compromiso de los que siempre están, a las duras y a las maduras.
No me voy a despedir de Tino. Porque uno nunca se despide de lo que es, de lo que piensa y de lo que hace con pasión.