Nueve meses después, seguimos sin pactar el Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva (AENC) para 2017, un acuerdo que es necesario, pero no a cualquier precio.
Hace ya más de un año, desde la Unión General de Trabajadores situamos los salarios como el elemento fundamental para el reparto de la riqueza, para el aumento del consumo y, por lo tanto, el elemento clave en la recuperación económica. Es una cuestión de justicia. Si la economía crece a ritmos del 3% de PIB, suben los beneficios empresariales, se reparten más dividendos, se incrementan los sueldos de los directivos empresariales, y si la inflación se mantiene en torno al 2% en lo que llevamos de año, ¿por qué no pueden subir los salarios? Son razones más que suficientes. Son razones de justicia.
Además, la recuperación del poder de compra de los salarios y la garantía de que no se va a producir pérdida de poder adquisitivo constituyen un elemento importante para impulsar la demanda interna, y con ella, consolidar el crecimiento económico y la creación de empleo de calidad, estable y con derechos.
Precisamente por todas estas razones proponemos un incremento salarial del 1,8% al 3%, más una cláusula de revisión salarial. Consideramos inaceptable un acuerdo sin suelo. Aceptar tal pacto dejaría descolgados a los trabajadores con menos fuerza en la negociación de sus convenios y eso es algo que nuestra organización no va a permitir. Llevamos más de medio año de retraso con un acuerdo que debería estar solventado desde hace mucho tiempo. Aun así, estamos a tiempo de hacer un último esfuerzo.
