Este Primero de Mayo debe ser la demostración palpable de que queremos cambios inaplazables como aumentar el SMI, derogar las reformas laborales y la reforma de pensiones.
Justo un año después del 1º de Mayo más extraño que hemos vivido, hoy volvemos a celebrarlo en la calle. Lo vamos a hacer con toda la garantía de seguridad que la situación precisa, pero alzando la voz para que, de una vez por todas, el Gobierno y los partidos políticos piensen realmente en los ciudadanos y las ciudadanas que llevan más de un año sufriendo las consecuencias sanitarias y socioeconómicas de la pandemia.
Hoy, no podemos dejar de pensar en las personas que hace un año estaban trabajando incansablemente en los servicios esenciales, para mantener en marcha el país, servicios básicos que es indispensable blindar. Por eso, las manifestaciones de este Primero de Mayo pretenden ser, principalmente, un homenaje a esos servicios: la sanidad, la limpieza, el campo, la dependencia, la seguridad, la educación, etc.
Celebramos este Primero de Mayo tras un amplio proceso de negociaciones con el Gobierno. En algunos casos muy centradas en la pandemia, pero también con éxitos en materias que no están directamente relacionadas con ella. Si algo tenemos claro desde UGT, es que la movilización siempre da resultado y este último año hemos conseguido importantes victorias, como eliminar el despido por acumulación de bajas, la elaboración de la nueva ‘Ley Rider’, la implantación de la Ley del Teletrabajo o la reciente derogación del artículo 315.3 del Código Penal, que castigaba a los piquetes y que criminalizaba el derecho a huelga. Y del mismo modo, hemos sido clave en aspectos tan importantes como los ERTE, que han salvado cerca de tres millones de puestos de trabajo, o el Ingreso Mínimo Vital (IMV), que debe mejorarse para que llegue a todas personas vulnerables que lo necesitan.
Por eso, este Primero de Mayo quiero hacer un llamamiento a todas las trabajadoras y todos los trabajadores de nuestro país para que salgan a las calles, porque es ahí donde debemos presionar para conseguir todas las cuestiones que aún tenemos pendientes, como aumentar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), derogar las reformas laborales y la reforma de pensiones de 2013.
Debemos salir a la calle para ayudar a los compañeros y compañeras que, tras la pandemia, están sufriendo la avaricia de sus empresas que pese a tener, en muchos casos, grandes beneficios, quieren llevar a cabo EREs masivos y despidos injustificados. Y quiero mandar mi apoyo a los más de 28.000 trabajadores y trabajadoras que se enfrentan a despidos colectivos en distintos sectores, como el comercial (H&M, etc.), automóvil (Nissan, etc.), aeronáuticas como Airbus o bancarias, como Caixabank o BBVA.
Este Primero de Mayo es clave para que la frase ‘Que nadie se quede atrás’ pueda convertirse en realidad. Por eso que este Primero de Mayo hay que redoblar esfuerzos en las reivindicaciones sindicales demostrando de forma palpable que queremos cambios y alzando la voz contra la injusticia social y la avaricia de unos pocos.