Hoy, por desgracia, es un día señalado, que no es más que el espejo en el se refleja cualquier día de muchas mujeres. Es el Día Internacional Contra la Violencia de Género, un día que, sinceramente, me gustaría no tener marcado en el calendario. Y además llega en un momento convulso con un juicio (a ‘la manada’, que bien podría llamarse jauría) que demuestra que nuestra sociedad sigue conviviendo con esta lacra social. Parece mentira que en un mundo avanzado, donde cada día vivimos nuevos descubrimientos y avances, este problema siga vigente. El machismo, la violencia de género, los abusos sexuales, la discriminación laboral y social en función del sexo…tienen que ser objeto de nuestra más rotunda condena y repulsa a la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todos los ámbitos y a todos los niveles.
Me escandaliza saber que ya son 830 mujeres asesinadas por violencia machista en los últimos 13 años. Una más que todas las víctimas del terrorismo etarra en 42 años. Un dato demoledor, pero que no se dimensiona igual. No es violencia de género, es terrorismo machista, sin olvidar la dictadura del miedo en el hogar, la familia, los amigos, o el trabajo, al que viven sometidas decenas de miles de compañeras.
En lo que va de año 44 mujeres han sido asesinadas y 8 niñas y niños han perdido la vida a mano de sus padres. Y aunque cada vez hay más denuncias, los fuertes recortes en derechos sociales y del gasto público han supuesto un retroceso muy importante en el desarrollo de las políticas para la igualdad de género y en la lucha contra la violencia machista, lo que incide en el incremento de esta terrible lacra social.
Por eso exigimos nuevas medidas para eliminar los déficits en esta materia y hemos demandado la inmediata puesta en marcha del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, con un compromiso económico establecido y una participación activa en la Comisión de seguimiento y evaluación de las medidas y acuerdos que se alcancen.
Además, y dentro de este panorama de retroceso, el Plan para la inserción laboral de mujeres víctimas de violencia de género no está funcionando adecuadamente. En 2016 sólo se realizaron 707 contratos bonificados a mujeres víctimas de violencia de género y, únicamente, 173 de ellos fueron indefinidos.
Un escenario, el laboral, que mantiene un constante abuso hacia las mujeres. Es una evidencia que nuestra sociedad no está hecha para la igualdad. Y si, todo tiene relación. Ya sabéis que desde hace más de 15 días las mujeres españolas están trabajando gratis hasta final de año en comparación con sus compañeros en el mismo puesto y desarrollando la misma labor. La brecha salarial, laboral y social cada vez se hace más evidente y perjudica, de manera seria, el desarrollo en el futuro de nuestra sociedad. Pero además esas brechas agravan aún más la situación de las mujeres maltratadas y las de sus hijos. Conviene recordar que muchas mujeres que sufren este terrorismo machista son dependientes de sus agresores. Ante ello, el hombre cree tener una superioridad irreal, absurda e indigna de un ser humano
Además, ¿cuántas mujeres ejecutivas hay en comparación a los hombres?¿Por qué razón se busca la sobreexplotación de la mujer en una gran cantidad de empleos?¿Por qué no se dan las mismas oportunidades a las mujeres?
Debemos conseguir que todas estas mujeres puedan ser independientes, social, laboral, salarialmente y, sobre todo, como personas. Debemos conseguir que desaparezcan esas brechas que castigan constantemente a la mujer, pero que, además, le colocan en una situación de vulnerabilidad e incluso sumisión frente a muchos hombres.
Pero es que además, el lugar de trabajo también es un lugar de violencia de género. Un dato, según la Inspección de Trabajo, entre 2008 y 2015, unas 2.484 mujeres se vieron afectadas por infracciones en materia de acoso sexual. ¿De verdad creéis que no tiene relación?
Quizás muchos y muchas de los que me leéis pensabais que esto, el empleo, no tiene nada que ver con la violencia de género, pero ya veis que sí, que tiene relación y mucha.
Finalizamos en breve el año 2017. Siglo XXI. En una sociedad ‘moderna’ y ‘actualizada’. Y lo pongo entre comillas porque a veces tengo dudas. Aún existen hombres que se consideran superiores a la mujer, que consideran que no pueden trabajar, que no pueden decidir, y esta cuestión me parece inaceptable y miserable. Debemos acabar con esta visión antigua y patriarcal. No me cansaré de decirlo: UGT es un sindicato feminista, va a luchar con todas sus fuerzas para acabar con esta lacra, y no va a dejar nunca solas a las mujeres y a todas las trabajadoras de este país. Nunca.
Hay que luchar todos y todas, desde los centros de trabajo, en todos los lugares donde estemos presentes para denunciar estas situaciones, para acompañar a las víctimas y denunciar a los acosadores y asesinos. Toda la sociedad debe movilizarse y, especialmente, los sindicalistas de UGT. Hoy esta lucha es, sin lugar a dudas, una prioridad de nuestro sindicato.
¡NO al terrorismo machista! ¡UGT dice NO a la violencia de género!
