Aumentar los impuestos a las rentas y empresas con más patrimonio es imprescindible para reducir la desigualdad social y tener unos servicios públicos de calidad.
Ya habíamos comentado la importante reunión Cornualles –suroeste de Inglaterra– del G7, Grupo de los Siete, que engloba a los países que representan a las siete principales potencias económicas del planeta: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Del mismo modo, la Unión Europea cuenta con representación política propia.
Como reseñamos, una de las noticias más relevantes del encuentro es el acuerdo, que ya anticiparon hace unas semanas, para establecer un impuesto global mínimo a las multinacionales, con la mirada puesta obviamente en las grandes empresas de tecnológicas. La medida fiscal propuesta, un 15% sobre los beneficios allí donde se generen, es bastante modesta y requiere un desarrollo posterior a esta cumbre, pero vislumbra la necesidad de corregir el poder de estos grupos y contribuir con esta recaudación a reducir la pobreza y desigualdad en el mundo.
Efectivamente, es un hecho incontestable que la desigualdad ha aumentado y la riqueza se acumula en manos de unos pocos. Sin querer dar muchos datos, esto se constata con la propia evolución de la lista Forbes de personas más ricas en EEUU. En 1982, los cinco estadounidenses más ricos que encabezaban la lista contaban con una riqueza total de unos 26.000 millones de dólares. En 2021, su patrimonio ha aumentado hasta los 699.000 millones, un incremento porcentual de un 2.688%.
Espero que la propuesta planteada no se quede solo en otra declaración institucional de cara a la galería, sino que se materialice pronto y vaya acompañada de otros planes globales encaminados a aumentar la justicia social en el interior de cada país y entre los propios estados. Además, esta medida fiscal debe servir de forma pedagógica a la ciudadanía: aumentar los impuestos a las rentas y empresas con más patrimonio es imprescindible para redistribuir la riqueza, erradicar la pobreza, reducir la desigualdad social y tener unos servicios públicos de calidad.