No es cierto que falten trabajadoras y trabajadores para para cubrir vacantes. Lo que realmente faltan son condiciones laborales y salarios dignos.
Desde la patronal e incluso desde algunas posiciones gubernamentales, se eleva la voz reclamando soluciones al que consideran el tremendo problema de las vacantes en nuestro pais. Para solventar este supuesto problema, se apuntan soluciones tales como el aumento del cupo de inmigrantes. La realidad, tozuda, nos muestra una situación distinta. Como demuestra el reciente informe «¿Gran dimisión? No, precariedad excluyente«, elaborado por el Servicio de Estudios de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores, si bien el número de puestos a cubrir se incrementa en España, su número actual no es significativo.
La tasa de vacantes es del 0,7%, la más baja de Europa, tres puntos menos que la de Alemania. Sin embargo, somos un país donde el salario más habitual ronda los 1.000 euros mensuales y donde el 27% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión. En ambos parámetros, salarios bajos y riesgo de exclusión social, España sí se halla en los puestos de cabeza europeos. Gran parte de las vacantes están relacionadas con puestos precarios, mal pagados, o con parcialidad no deseada.
Seguramente, esas tasas bajas de vacantes están relacionadas con la necesidad de un sector importante de la población de aceptar cualquier puesto.
Por eso, el 9 de junio nos manifestamos UGT y CCOO en Madrid, exigiendo a la patronal un acuerdo salarial que permita la oferta de salarios dignos y el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de las personas trabajadoras. Es imprescindible que la patronal se abra a la negociación colectiva para obtener un acuerdo salarial en condiciones que permitan que la salida de la crisis no recaiga de nuevo sobre unos trabajadores y trabajadoras que asisten estupefactos a un pico de beneficios empresariales. En caso contrario, la espera el conflicto. No hay vacantes, hay puestos de trabajo mal pagados.