El drama humano ha sido inmenso, perdiendo a miles de familiares, amigos y amigas, y seres queridos. Ha supuesto, además, un bache en nuestra economía y ha sumido a muchas personas de este país en situaciones de necesidad.

Frente a ello, hemos dedicado nuestro máximo esfuerzo a negociar y conseguir la aprobación de las medidas necesarias para mantener nuestra economía y proteger a las personas, implementando una respuesta a la crisis diferente a otras anteriores. Ahora, la salud debe seguir siendo prioritaria, puesto que sin ella no hay nada. La alegría de la vacuna se nos empaña con confusas noticias de mutación del virus. Todo ello nos obliga a estar alerta. El año que viene va a ser un año difícil y lo asumimos como tal. Parece que se ha apagado la intención de proteger a los más débiles, y que las justificaciones falsamente economicistas se imponen. Las propuestas que se quieren introducir respecto al SMI y a las pensiones no son preocupantes, son inaceptables.

En todo caso, me gustaría que durante esta Navidad, tomarais unos minutos para pensar en la cantidad de personas que se han jugado la vida durante toda la pandemia, en los servicios esenciales, para que el resto pudiésemos estar seguros en casa. Que os acordéis de todo el personal sanitario (médicos, enfermeras, personas de limpieza, celadores, etc.); de los trabajadores y trabajadoras de los Servicios Públicos; del servicio postal, de suministros de agua, luz, energía, etc; de aquellas personas que nos han permitido mantener las restricciones llevando a cabo tareas imprescindibles (agricultura y alimentación, transporte, personal de tiendas y supermercados, industria…); y también de los más de 90.000 delegados de UGT, que desde el primer día dieron la cara por sus compañeras y compañeros en una situación tan difícil.

Os deseo lo mejor este año que viene. Por nuestra parte, UGT hará lo posible para mejorar las condiciones de vida y trabajo de las personas trabajadoras. Esta es nuestra razón de ser y el único motivo de nuestra existencia.