Una vez más, y en una situación límite, Europa se enfrenta a su presente pero sobre todo a su futuro. El viejo continente se encuentra ante una difícil encrucijada, la de decidir que Europa queremos ser, si la que abandona a náufragos en el mar, o la que acoge y proporciona ayuda humanitaria.
Hoy, 629 personas se encuentran a la deriva a bordo del buque Aquarius, un barco de refugiados que ha huido en busca de una vida segura y digna, alejada de la guerra y la penuria, y sintiendo el mar como la única vía para poder sobrevivir. Sin embargo, Europa vuelve a darle la espalda al mundo impidiendo la entrada de todas estas personas refugiadas. Una vez más, los intereses políticos de una Europa menos social, se vuelven a anteponer a la vida de centenares de personas que han dejado atrás sus casas y sus vidas para empezar una vida mejor. Mayores, jóvenes, embarazadas, niños, bebés…todos ellos aguardan a la espera de una solución.
Es por eso que desde UGT queremos pedir a la Unión Europea sentido común y responsabilidad. Deben exigir que los países miembros cumplan con sus obligaciones de respetar las normas internacionales más básicas, proteger la vida y exigir solidaridad. Estas 629 personas merecen poder desembarcar en un puerto europeo y ser atendidas con todas las garantías y derechos.
Y queremos especialmente pedir al nuevo Gobierno español que se aleje de esas prácticas inhumanas de algunos gobiernos europeos, que apueste por la solidaridad y que mientras se resuelve la situación, ofrezca la posibilidad de que el Aquarius amarre en un puerto español.
Europa necesita con urgencias un cambio drástico de sus políticas sociales, promoviendo una política común de migraciones que se base en el respeto de los derechos humanos, y en la solidaridad para con todas aquellas personas que, obligadas por la situación de guerra que viven en sus países de origen, deben dejar sus casas y jugarse la vida en el mar para poder vivir dignamente.
Europa se enfrenta a su futuro. Comencemos por darle uno a 629 personas a la deriva.
