La historia se repite. Otro 28 de abril, como si fuera una maldición, debemos seguir lamentando el aumento de accidentes laborales, de enfermedades profesionales y la pérdida de vida de centenares de personas en sus trabajos.
Según los datos, el año pasado murieron 618 personas en accidentes laborales, o lo que es lo mismo, 2 personas perdieron la vida en su trabajo cada día del año. Y no es por casualidad. Desde hace años venimos denunciando las causas por las que suceden todos estos accidentes, pero seguimos viendo las mismas carencias. Tanto el Gobierno como las empresas nos han demostrado que les sale más barato pagar los accidentes laborales que poner soluciones. Parece ser que la vida de un trabajador o una trabajadora es menos importante que los dividendos a repartir. Y no lo podemos permitir.
La UGT, desde su fundación, ha luchado por los derechos y las libertades de todos los trabajadores y trabajadoras, y para nosotros la vida y la salud de las personas no tiene precio. Nos cuesta mucho ver como día tras día mueren compañeros y compañeras por el simple hecho que no se ha invertido lo suficiente en seguridad. Las reformas laborales han permitido que las empresas se enriquezcan a costa de los trabajadores y trabajadoras. Nunca, en todos estos años, ha habido ninguna razón que nos haga pensar que podíamos bajar la guardia en este tema. Sin embargo, todas estas reformas han provocado que las empresas se forren y ganen, ahora mismo, más dinero que nunca, y siempre a costa de los mismos, los trabajadores. Ante esta situación no podemos permitir que escatimen en la inversión necesaria para poder trabajar con seguridad y con salud. No queremos ni un accidente más. No queremos ni una persona más que sufra una invalidez por culpa de un trabajo que puede acabar con su vida. Y no queremos ni un muerto más.
La precariedad mata
Hay soluciones efectivas para revertir esta situación que se agrava año tras año, y derogar las reformas laborales es el paso más importante. Son las que no permiten que la gente pueda exigir libremente los instrumentos para poder trabajar con seguridad. Son las causantes de la rebaja de salarios en la mayoría de las empresas. La precariedad mata. Las empresas han preferido poner en riesgo la salud de las personas a invertir en tecnología. Prefieren pagar pluses de peligrosidad a evitar que los trabajos sean peligrosos. Pero esto no va a continuar así. No queremos esos pluses.
Y no queremos ver como las enfermedades profesionales siguen aumentando de manera dramática. Las camareras de piso en los hoteles no pueden dejarse la espalda cada día que van a trabajar para limpiar las habitaciones. Hay que invertir para que lo hagan en condiciones adecuadas para su salud. La mujer está pagando la precarización y la falta de prevención en los puestos de trabajo y se deben poner soluciones.
No podemos tolerar el sufrimiento psicológico laboral. Esta auténtica lacra del siglo XXI, los riesgos psicosociales, tiene el desafortunado honor de haberse convertido en la primera causa de muerte por accidente laboral originado por enfermedad no traumática. El acoso en todas sus modalidades y la violencia en el trabajo son sus mayores exponentes y las más deplorables consecuencias de su falta de prevención.
Hoy, 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el trabajo, marcamos un antes y un después en relación a la lucha contra los accidentes de trabajo. Todo el sindicato se ha puesto en pie para que no se nos pase ni una y plantemos cara en las empresas. El Gobierno debe ampliar de manera inmediata las plantillas de la inspección de trabajo para que llegue a todos aquellos sitios donde las personas trabajan de forma obligatoria de manera infrahumana, y a los que el sindicato no está presente para vigilar.
Este año va a ser de movilizaciones y de lucha, y hay que incluir la salud y la seguridad en el trabajo en nuestras prioridades, empezando por este Primero de Mayo. Debemos inundar las calles de trabajadores y trabajadoras que con un grito unánime pidamos al gobierno el reparto de la riqueza. Solo de esta manera conseguiremos mejores salarios, empleos de calidad, pensiones dignas, igualdad o salud y seguridad.
PD: Hoy 28 de abril no puedo dejar pasar la ocasión para recordar a nuestro compañero Eloy Palacios, bombero que perdió la vida haciendo su trabajo. Hace escasamente un mes, el juez dictó sentencia rechazando indemnizar a su familia y alegando que la actitud de Eloy fue temeraria y fuera de las órdenes. Eloy perdió su vida por salvar la de otros (Comunicado de FeSP-UGT). Mi recuerdo para él y para todos aquellos trabajadores y trabajadoras que perdieron la vida.