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Incendios forestales: el fruto de la falta de prevención y de previsión

Un año más, y pese a las advertencias y exigencias que hemos realizado desde UGT, volvemos a vivir la tragedia de los incendios forestales. La ola de calor y las altas temperaturas que están azotando a todo el país, unidas a la falta generalizada de una correcta gestión, han facilitado la aparición y, en muchos casos, rápida dispersión de incendios que están devastando nuestros bosques con una virulencia extraordinaria, como en los casos de Les Terres de l’Ebre de Catalunya o la Sierra suroeste de la Comunidad de Madrid. A la hora de examinar las causas de estos siniestros podemos caer en el error de pensar en que radican en el año hidrológico tan malo que hemos vivido, junto con las altas temperaturas de mayo y junio y la ola de calor de las últimas semanas. Pero las causas principales son una escasa prevención y una incorrecta gestión forestal por parte de los gobiernos e instituciones, que se empeñan en no poner solución a un problema real y que cada vez será más dañino y peligroso debido al cambio climático. Siguen obcecados en no anticiparse al mismo, siguen obviando que hay que proteger el bosque a través de la gestión forestal sostenible y que los incendios se apagan en invierno, gracias a labores de prevención.

No hace muchos meses, ya hablábamos de este tema, anticipándonos a lo que podría ocurrir. Lo hacíamos, precisamente, recordando los fatídicos incendios de octubre de 2017 en Galicia y en Castilla y León, donde se perdieron incluso vidas humanas. Ya en aquel momento recordamos a las diferentes administraciones la importancia de trabajar en la prevención de los incendios forestales, insistiendo en la necesidad de anticipar las labores en invierno. UGT ha sido muy taxativa en reclamarles compromisos firmes en la potenciación de planes de defensa que gestionen el monte y los bosques durante todo el año. Deben trabajarse de forma adecuada, evitando así que cuando llegue una ola de calor como la que está sacudiendo el país (la primera de este verano) la catástrofe medioambiental y social nos vuelva a invadir. Olas de calor, además, que van a aumentar su intensidad y frecuencia debido a los impactos del cambio climático en nuestro país. Todos los estudios nos sitúan en las posiciones más elevadas de las listas de países más vulnerables a los grandes incendios forestales debido al cambio climático.

Pero a la falta de prevención se une la ausencia de previsión. La falta de medios humanos y técnicos, como en el caso de Castilla y León y otras comunidades que aún no han contratado el personal de apoyo necesario, ha impedido abordar este problema con los recursos que precisa. Esta situación, que puede parecer anecdótica o coyuntural, esconde un grave problema estructural: la temporalidad y la falta de contratación de bomberos forestales, que miles de bomberos forestales no estén aún considerados dentro de los planes de protección civil y que las condiciones del personal que forman los servicios de prevención, detección y extinción de incendios forestales y apoyo a contingencias en el medio natural y rural, no hayan mejorado desde hace años, y en muchos casos hayan incluso empeorado. De hecho, en los últimos años se han conseguido pocas mejoras e insuficientes para arreglar la situación: convenios colectivos con diez años de vigencia, salarios congelados, centros de trabajo que no reúnen las condiciones mínimas, recursos materiales precarios, falta de formación y sobre todo el envejecimiento de las plantillas. Frente a esto, llevamos muchos meses pidiendo un Plan de Empleo para gestionar y limpiar los bosques y las cuencas de los ríos, ya que, con tres millones y medio de parados, se puede abordar de manera exitosa desde el punto de vista ambiental, social y económico.

Estos días cientos de miles de persones están pendientes de sus viviendas, de sus tierras, de su vida. Centenares de profesionales están trabajando conjuntamente, de una manera heroica, en la extinción de incendios. Cuánto más efectivo hubiera sido si ellos hubieran podido trabajar en labores de prevención y no en la extinción. Estamos a principios de julio, y tan solo hemos sufrido la primera ola de calor del verano. Si no ponemos solución inmediata a este problema, este verano se puede convertir en un infierno para cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas, así como trabajadores y trabajadoras, y para nuestros recursos naturales, nuestra biodiversidad y nuestro clima. Pero además será un problema más grave y más recurrente que sufriremos el próximo verano y el siguiente y el siguiente…

Desde UGT, vamos a seguir reclamando que se aborde de manera real este problema. Los incendios forestales van camino de convertirse en la peor lacra ambiental (además de los grandes impactos sociales y económicos que producen) y está en nuestras manos evitar esta tragedia. Es imprescindible abordar con garantías un Plan Estatal, que implique al conjunto de las administraciones, para la prevención y lucha contra los incendios forestales, que establezca una cartera de mínimos y que suponga una correcta y eficaz gestión forestal. Gestión forestal que tiene que ir encaminada a solucionar el aumento de la continuidad y la acumulación de la vegetación forestal bajo situación de estrés hídrico, que con el cambio climático se convierte en combustible listo para arder con intensidades y velocidades nunca antes vistas.

Basta de incertidumbre, basta de perder miles de hectáreas de bosque y naturaleza, basta poner en riesgo las vidas de nuestros ciudadanos y ciudadanas, nuestros trabajadores y trabajadoras. Es momento de tomar las riendas de una situación insostenible. Los gobiernos deben trabajar conjuntamente para evitar que esto siga sucediendo.

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