Hemos vivido una campaña electoral llena de mentiras, medias verdades, desmentidos,… que ocultan el fondo de las cuestiones que afectan e importan a las personas, y que parecen que persiguen desanimar a la gente para que no participen en las elecciones. La mejor manera de acabar con ello es, precisamente, ir a votar. Ningún trabajador y ninguna trabajadora debería quedarse en casa ante este reto.
Hay que reconocer que vamos a votar sin tener conocimiento cierto de la mayoría de las propuestas de los partidos políticos de centro derecha que concurren en estas elecciones generales. Por ejemplo, de qué van a hacer con el empleo, con el mercado laboral. Aunque si sabemos lo que haría la extrema derecha.
Si hemos oído hablar de la propuesta de un contrato único, en varias versiones incluso. Pero no les hemos escuchado decir lo que verdaderamente significa: que dejará de haber unos contratos precarios y otros con derechos y dignos porque todos los contratos serán precarios. Por eso será único. Y los primeros en sufrir sus consecuencias serán jóvenes y mujeres, que verán como serán condenados a la precariedad laboral en la que ya viven, porque no habrá otra forma de contratación y no podrán aspirar a nada mejor porque no lo habrá.
Pero el conjunto de los trabajadores y trabajadoras tampoco podrán aspirar a nada mejor (más bien todo lo contrario) con la actual legislación laboral. Sin la derogación de las reformas laborales no será posible mejorar la calidad del empleo ni a corto ni a medio plazo. Y la derogación necesita de una mayoría que crea en ella. Un nuevo Estatuto de los Trabajadores es necesario: introducir nuevas realidades como las plataformas digitales, la robotización, la desconexión laboral y otros muchos nuevos aspectos que hay que regular para que los trabajadores y trabajadoras recuperen derechos y adquieran otros nuevos que les permitan trabajar con dignidad, en empleos dignos. Y es necesario derogarlas de manera inmediata mediante decretos. Los trabajadores y trabajadoras no podemos esperar.
Porque es fundamental lograr mejores empleos con mejores salarios que permitan más, mejores y mayores cotizaciones para sostener un sistema solvente de pensiones público. Cuestión para lo cual también es necesario impulsar un cambio de modelo productivo basado en la industria con contratos estables, con derechos y bien retribuidos. Porque este sistema no tiene un problema de gasto, sino de ingresos. Hay que fijar un porcentaje de gasto del PIB que permita sostener con garantías este sistema. Actualmente dedicamos un 10% del PIB a nuestras pensiones mientras los países de nuestro entorno dedican tres o cuatro puntos más. Y tenemos que derogar la reforma de las pensiones de 2013. Para ello, necesitamos que los partidos de la mayoría progresista vean que ese es el camino.
Pero también hay que tener en cuenta otras muchas cuestiones tan diferentes como el cambio climático, que hay que afrontarlo con una transición justa. Los retos del país y del continente hay que afrontarlos desde una perspectiva global y con justicia social, sin dejar a nadie en el camino.
También estas elecciones nos jugamos derechos y libertades, muchos ya recortados, sesgados, en retroceso o riesgo. La igualdad de las mujeres, el derecho al aborto y otras cuestiones ni siquiera se han puesto encima de la mesa, como otros muchos derechos y libertades que están en cuestión o han sido recortados y que son la seña de identidad de mucha gente de este país, que sentía con orgullo que formaba parte de un país a la vanguardia en esa materia y que siente ahora que retrocedemos en ellos, por citar algunos ejemplos.
Pero no podemos ir a votar con miedo, sino con ilusión y esperanza. Esperanza de que se pueden cambiar las políticas y recuperar derechos y adquirir otros nuevos y conseguir devolver a los ciudadanos y ciudadanas libertades sesgadas en la última década. Y eso depende del voto del día 28 y estamos a un solo paso.
El 1 de Mayo, tan sólo tres días después, hay que lograr consolidar este movimiento ciudadano para que se conviertan en una ola social de ilusión por esa recuperación de derechos. Y nos vamos a cejar en ese objetivo de recuperar derechos y libertades.
No te quedes en casa, vota. Los que no quieren avanzar, los que quieren que todo siga igual, seguro que si van a votar. Si quieres que esta etapa de recuperación económica prosiga y se convierta también en una recuperación social. Vota a quien consideres que te proteja mejor, pero vota.