A inicios de semana visité La Rioja para realizar, entre otras cosas, una asamblea de delegados y delegadas. Durante mi visita a Logroño, tuve el placer de conocer a un grupo de personas que, mediante su deseo de preservar la memoria de los suyos, constituyeron una asociación en el Cementerio Civil de La Barranca.
Para los que quizás no conozcáis este sitio, se trata de un lugar donde, en la Guerra Civil, el ejército franquista asesinó a más de 400 personas. Todas ellas por compartir unos ideales: ser de izquierdas y luchar y defender a la clase obrera. Después de muchos años de desconocimiento, el primero de mayo de 1979 por fin se reconoció como Cementerio Civil.
Los compañeros de la Asociación de La Barranca, creada hace unos años, me contaban con emoción lo que había sucedido tanto en aquellos años siniestros como en los posteriores. Me decían que habían sido 2.000 las personas fusiladas en La Rioja durante la Guerra Civil y que este sitio, La Barranca, era el lugar para recordarles.
Llama aún más la atención algunas de sus historias, como las dos mujeres, conocidas como las ‘mujeres de negro’. Dos mujeres que día tras día saltaban la valla de este terreno para recordar a sus maridos, y de como la Guardia Civil las intentaba desalojar sin éxito. Las dos mujeres, ante la pregunta de la Guardia Civil de por qué estaban allí si no podían estar, respondían: ‘para recordar a nuestros maridos’. O como explicaban que aún hoy en día, nietos de algunos de los franquistas que asesinaron a todos estos hombres y mujeres se acercaban a guardar respeto. Como podréis imaginar, son muchas las historias que han sucedido allí y que muy bien explica Jesús Vicente Aguirre, miembro de la asociación, en sus libros.
Nos demostraron que sus valores republicanos siguen intactos, hablando con entereza del tema y, sobre todo, con respeto. Antes de entrar al Memorial nos recibía un monumento con un mensaje muy claro. En él no se hablaba de venganza, si no de justicia. Y es esto precisamente lo que pedimos. Cuando hablamos de recuperar a nuestros seres queridos asesinados durante el franquismo no lo hacemos por venganza, si no por una clara cuestión de justicia. No me cansaré de recordar que un país que quiere ser digno no puede seguir teniendo a miles de hombres, mujeres y niños en sus cunetas. Debemos reconocer a todas aquellas personas que murieron por defender sus libertades y sus derechos. Y de hecho, quedó claro que los que no quieren una reconciliación son todos aquellos que apoyaron o apoyan al franquismo y que aún hoy realizan pintadas en este memorial a favor de la dictadura y de las atrocidades de la época.
La Barranca se ha erigido a día de hoy como un lugar de respeto y memoria. Sin ostentación, pero con una gran carga emotiva. En sus paredes descansan los nombres de todas aquellas personas asesinadas. Y en buena parte ha sido gracias a todos ellos, a los miembros de la Asociación, que sin descanso y sin rendirse han luchado para que sus familiares y todas las mujeres y hombres riojanos asesinados durante el franquismo puedan descansar en paz. Queda mucho trabajo por hacer y desde UGT vamos a continuar luchando para que todos nuestros seres queridos puedan tener un entierro digno. Asociaciones como La Barranca nos dan más fuerza para seguir peleando por nuestro objetivo.
