Hace escasos días, hacia al mediodía, vi pasar por delante mío a un ciclista con una maleta en la espalda. En ella era visible el anagrama Deliveroo y se dirigía, imagino, a algún domicilio. Es posible que lo veáis normal. Sin embargo, dejadme decir que en ese momento Madrid alcanzaba casi los 40 grados de temperatura. Iba sudando y sufriendo para hacer aquella entrega. A eso ahora le llamamos trabajo. Y no me refiero al repartir, porque siempre se ha hecho. Voy más allá.
Mi labor como Secretario General de la UGT me permite saber en qué situación trabajan estas personas. Un trabajo precario, mal pagado, pensado para estudiantes y sin ningún tipo de derecho del trabajador o trabajadora. En los últimos tiempos algunos nos han acostumbrado a hablar de estos trabajos como economía colaborativa. Podría ser el nombre oficial para este tipo de prácticas, siempre y cuando se haga correctamente. En este caso, sin embargo, estamos hablando más bien de una economía especulativa. Empresas como Deliveroo, Glovo, Cabify, Uber, etc, están pervirtiendo el concepto de trabajo por cuenta ajena, enmascarando a los trabajadores y trabajadoras con lo que se denomina ‘falsos autónomos’.
Como decía anteriormente, la crisis nos ha llevado a sobrevivir más que a vivir. Miles de estudiantes han tenido que trabajar para poder costearse unos estudios que se han hecho imposibles para los bolsillos de sus padres y madres. Y es esta situación la que algunos aprovechan. Si hacéis el ejercicio de buscar ofertas de este tipo, os daréis cuenta que van dirigidas a jóvenes y a estudiantes. Personas capaces de estar pedaleando a pleno sol y a 40 grados durante dos horas para un sueldo ridículo que, por supuesto, no llega ni al Salario Mínimo Interprofesional. Siendo sinceros, se encuentran en un régimen de esclavitud. O por lo menos esa es mi sensación.
Los trabajadores y trabajadoras de este país contamos con ciertos derechos, como el Estatuto de los Trabajadores. Un derecho, por cierto, que todas las personas que pedalean durante horas y horas no pueden ni siquiera tener. Nos hemos felicitado durante mucho tiempo por el carácter emprendedor de nuestros jóvenes, por las ganas de crecer y de innovar de este país. Pero, para ser sinceros, por una parte, no ha habido más remedio que emprender vista la mala situación laboral del país. Por otra, ¿cuántos de estos ‘falsos autónomos’ están pagando tarifa plana? ¿Para qué sirven? ¿De dónde se saca ese dinero? ¿Se le puede llamar carácter emprendedor? ¿Qué pasará con las pensiones que cada vez se ven más mermadas a causa de esta pérdidavde cotizaciones?
Desde luego, las nuevas tecnologías han supuesto un gran avance para nuestra sociedad, pero también un retroceso. Estas plataformas digitales son las principales culpables y el Estado no puede ni debe subvencionarlas. No podemos usar este argumento para justificar un crecimiento que parece irreal.
Desde la Unión General de Trabajadores tenemos claro que debemos seguir luchando por TODOS los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Debemos encontrar una solución y parar de una vez este auge de plataformas que se aprovechan de las personas. Son empresas que prefieren no utilizar la palabra ‘trabajador’ o ‘contrato’ para evitarse problemas. Y no se pueden salir con la suya.
Desde la UGT vamos a poner en marcha una plataforma para poder dar cobertura a todos los trabajadores y trabajadoras que sufren estas condiciones. Y hemos pedido y pedimos al Ministerio y a todas las Comunidades Autónomas que trabajen para minimizar estos efectos y para que la Inspección de Trabajo pueda desenmascarar a todas estas empresas. Solo así construiremos un país más fuerte y con derechos.
